Iquitos tiene 144 años y un pasado que aún espera reconciliarse con el futuro.
Iquitos tiene un cielo que a menudo se tiñe de rojos, naranjas y grises. Tiene también festivales de amarillo, de azul pastel y de violeta claro. Iquitos tiene varios canales de televisión y un puñado de programas que pueden llegar a mirarse con cierta decencia.
Iquitos tiene una historia rica en esfuerzos de la nada, riquezas de la nada y fortunas de la nada (porque nadie entiende cómo llegaron a constituirse)
Iquitos tiene un estadio llamado Max Augustin que es fabuloso cuando es de noche y se prenden sus reflectores y alguien recoge una pelota desde el punto exacto de penal que da hacia la tribuna Norte.
Iquitos tiene una cerveza que dicen es la cerveza de nuestra tierra que con el correr del tiempo se va ganando la preferncia de los loretanos.
Iquitos tiene un equipo de fútbol llamado CNI que hace 16 años pugna por retornar a la primera división nacional, infructuosamente. También tiene un equipo que debería lograr su objetivo solo si la Providencia es amable con la tierra.
Iquitos tiene aún autoridades que no han estado a la altura de sus responsabilidades. Además, tiene también aventureros que han hecho del poder un negocio, de las regidurías un cupo que te cuesta treinta mil dólares, de los hombres de saber unos mequetrefes que graban subrepticiamente a sus interlocutores.
Iquitos tiene un grupo musical llamado Ilusión, que tiene una canción cuyo estribillo dice así: Una ladrona eres tú/una ladrona mala mujer, que tiene a su vez gran pegada en el público. Este grupito, Ilusión, tiene una cantante llamada Stephanie Sánchez, “La Negra”, de piernas duras, torso sensual y labios intensos, que te eriza los vellos de todas las partes de tu cuerpo cuando te susurra los acordes de su nuevo hit.
Iquitos tiene un Aeropuerto Internacional llamado Francisco Secada que es el mejor lugar para salir, pero también el mejor lugar para volver.
Iquitos tiene el paisaje más espectacular de todos cuando llega la noche, ha llovido recientemente y en el cielo aún se observan resplandores, mientras uno corre a 80 kph en la parte trasera de una camioneta que te lleva hacia Nauta.
Iquitos tiene un pintor llamado Miguel Saavedra, que valdría la pena mirar con mayor detenimiento. Es una de las nuevas realidades de la plástica regional.
Iquitos debería leer menos periódicos sensacionalistas y revisar algunos blogs con gente que escribe bastante mejor que en los periódicos sensacionalistas.
Iquitos – aún – tiene una espacial vocación por los mitos y las explicaciones irracionales. Tiene, además, un perturbado muerto por una marca que creó una psicosis de histeria colectiva.
Iquitos tiene una hermosa miss Loreto llamada Mayra Fernández, que era simpática cuando se fue a Lima y regresó realmente despampanante luego de concursar en tan prestigioso certamen de belleza (yo sí creo en las bondades de la ciencia para pulir diamantes).
Iquitos tiene una biblioteca municipal que parece no ser municipal (porque el municipio parece haberla abandonado), donde sus directivos tratan de hacer lo posible e imposible para que no se venga abajo.
Iquitos tiene una gran discoteca, llamada Noa, donde es posible la alquimia del pollo convertido en chela (notable). Tiene, además, una condecoración por haber resistido un Plan Zanahoria absurdo y también tiene la mejor infraestructura material, de sonido y luces de la ciudad (pero tiene los dj’s más haraganes, porque uno ya sabe cuál va a ser el menú bailable de todas las semanas). También tiene 12 años liderando el rubro, lo cual no es poco decir.
Iquitos tiene una proliferación de nuevas bandas, bandas amateurs, grupos de amigos que quieren hacerla con una guitarra, una batería y un vocalista entrador y carismático. También tiene una variedad de sueños envueltos en hoja de bijao, harto peinado emo y polo negro que busca, al fin, el sitial que les corresponde.
Iquitos tiene una procesión del Señor de los Milagros en la que, cada año, asisten menos fieles.
Iquitos tiene un local enorme, llamado El Pardo, que alberga a diez mil personas, donde, a veces, toca el grupo Explosión y, a veces, llena el local. También tiene un empresario musical que piensa traer a la ciudad a Olga Tañón (ojala lo consiga).
Iquitos tiene un restaurante llamado Al Frío y al Fuego, donde la experiencia de la comida amazónica es simplemente monumental.
Iquitos tiene un interés renovado por la cultura. Tiene un interés renovado por el cine (el próximo año se producirán tres películas en la ciudad). Tiene, también, editoras que apuestan por los libros, que editan a grandes como César Hildebrandt, que despiertan la pasión de grandes internacionales como Alberto Fuguet. Tiene, además, los ojos del mundo disparando sobre ella (Iquitos Bizarro se aproxima con fuerza).
Iquitos tiene un grupo de gente noble, especial, única e irrepetible, que se retrata especialmente en un documental como Amazónico Soy.
Iquitos tiene los mayores síntomas de contaminación sonora de toda su historia.
Iquitos tiene la peor conexión de Internet que he podido experimentar. Ni siquiera en ciudades menores, del interior de la región, se ha sentido tanto desperdicio de tiempo e hígado.
Iquitos tiene tormentas eléctricas que pueden originar apagones monumentales en plenos festejos eufóricos.
Iquitos tiene una particular propensión a celebrar con cerveza todo lo que pueda celebrar (o pretextar celebrar).
Iquitos tiene un río Amazonas, que es especial mirarlo desde el Boulevard, en la época adecuada y con la compañía adecuada.
Iquitos tiene momentos mágicos, como cuando vas a un local repleto de gente y en medio de todo, de tantas luces, y tantos brindis ves a alguien que mueve su larga cabellera, sonríe con gracia que te desarma y expone sus mejores joyas envuelta en el vestido negro ceñido más formidable que tus ojos puedan mirar. Y en medio de todo, el cantante, tu pata, entona algo así como “si mis lágrimas fueron en vano/y al final yo te amé demasiado/como yo/como yo/nadie te ha amado”.
Iquitos es una ciudad aislada del mundo, donde todo es diferente, extraño, chocante.
Iquitos, este 2008, es una ciudad, en la que, increíblemente, la gente en vez de huir, esta regresando. Está llegando. Esta adoptándola como su hogar. También es una señal que no siempre debes estar pensando en irte (aunque sepas finalmente que lo harás, más temprano que tarde).
Que esta casa, al fin y al cabo, también es tu casa.
Bienvenidos.
Iquitos tiene un cielo que a menudo se tiñe de rojos, naranjas y grises. Tiene también festivales de amarillo, de azul pastel y de violeta claro. Iquitos tiene varios canales de televisión y un puñado de programas que pueden llegar a mirarse con cierta decencia.
Iquitos tiene una historia rica en esfuerzos de la nada, riquezas de la nada y fortunas de la nada (porque nadie entiende cómo llegaron a constituirse)
Iquitos tiene un estadio llamado Max Augustin que es fabuloso cuando es de noche y se prenden sus reflectores y alguien recoge una pelota desde el punto exacto de penal que da hacia la tribuna Norte.
Iquitos tiene una cerveza que dicen es la cerveza de nuestra tierra que con el correr del tiempo se va ganando la preferncia de los loretanos.
Iquitos tiene un equipo de fútbol llamado CNI que hace 16 años pugna por retornar a la primera división nacional, infructuosamente. También tiene un equipo que debería lograr su objetivo solo si la Providencia es amable con la tierra.
Iquitos tiene aún autoridades que no han estado a la altura de sus responsabilidades. Además, tiene también aventureros que han hecho del poder un negocio, de las regidurías un cupo que te cuesta treinta mil dólares, de los hombres de saber unos mequetrefes que graban subrepticiamente a sus interlocutores.
Iquitos tiene un grupo musical llamado Ilusión, que tiene una canción cuyo estribillo dice así: Una ladrona eres tú/una ladrona mala mujer, que tiene a su vez gran pegada en el público. Este grupito, Ilusión, tiene una cantante llamada Stephanie Sánchez, “La Negra”, de piernas duras, torso sensual y labios intensos, que te eriza los vellos de todas las partes de tu cuerpo cuando te susurra los acordes de su nuevo hit.
Iquitos tiene un Aeropuerto Internacional llamado Francisco Secada que es el mejor lugar para salir, pero también el mejor lugar para volver.
Iquitos tiene el paisaje más espectacular de todos cuando llega la noche, ha llovido recientemente y en el cielo aún se observan resplandores, mientras uno corre a 80 kph en la parte trasera de una camioneta que te lleva hacia Nauta.
Iquitos tiene un pintor llamado Miguel Saavedra, que valdría la pena mirar con mayor detenimiento. Es una de las nuevas realidades de la plástica regional.
Iquitos debería leer menos periódicos sensacionalistas y revisar algunos blogs con gente que escribe bastante mejor que en los periódicos sensacionalistas.
Iquitos – aún – tiene una espacial vocación por los mitos y las explicaciones irracionales. Tiene, además, un perturbado muerto por una marca que creó una psicosis de histeria colectiva.
Iquitos tiene una hermosa miss Loreto llamada Mayra Fernández, que era simpática cuando se fue a Lima y regresó realmente despampanante luego de concursar en tan prestigioso certamen de belleza (yo sí creo en las bondades de la ciencia para pulir diamantes).
Iquitos tiene una biblioteca municipal que parece no ser municipal (porque el municipio parece haberla abandonado), donde sus directivos tratan de hacer lo posible e imposible para que no se venga abajo.
Iquitos tiene una gran discoteca, llamada Noa, donde es posible la alquimia del pollo convertido en chela (notable). Tiene, además, una condecoración por haber resistido un Plan Zanahoria absurdo y también tiene la mejor infraestructura material, de sonido y luces de la ciudad (pero tiene los dj’s más haraganes, porque uno ya sabe cuál va a ser el menú bailable de todas las semanas). También tiene 12 años liderando el rubro, lo cual no es poco decir.
Iquitos tiene una proliferación de nuevas bandas, bandas amateurs, grupos de amigos que quieren hacerla con una guitarra, una batería y un vocalista entrador y carismático. También tiene una variedad de sueños envueltos en hoja de bijao, harto peinado emo y polo negro que busca, al fin, el sitial que les corresponde.
Iquitos tiene una procesión del Señor de los Milagros en la que, cada año, asisten menos fieles.
Iquitos tiene un local enorme, llamado El Pardo, que alberga a diez mil personas, donde, a veces, toca el grupo Explosión y, a veces, llena el local. También tiene un empresario musical que piensa traer a la ciudad a Olga Tañón (ojala lo consiga).
Iquitos tiene un restaurante llamado Al Frío y al Fuego, donde la experiencia de la comida amazónica es simplemente monumental.
Iquitos tiene un interés renovado por la cultura. Tiene un interés renovado por el cine (el próximo año se producirán tres películas en la ciudad). Tiene, también, editoras que apuestan por los libros, que editan a grandes como César Hildebrandt, que despiertan la pasión de grandes internacionales como Alberto Fuguet. Tiene, además, los ojos del mundo disparando sobre ella (Iquitos Bizarro se aproxima con fuerza).
Iquitos tiene un grupo de gente noble, especial, única e irrepetible, que se retrata especialmente en un documental como Amazónico Soy.
Iquitos tiene los mayores síntomas de contaminación sonora de toda su historia.
Iquitos tiene la peor conexión de Internet que he podido experimentar. Ni siquiera en ciudades menores, del interior de la región, se ha sentido tanto desperdicio de tiempo e hígado.
Iquitos tiene tormentas eléctricas que pueden originar apagones monumentales en plenos festejos eufóricos.
Iquitos tiene una particular propensión a celebrar con cerveza todo lo que pueda celebrar (o pretextar celebrar).
Iquitos tiene un río Amazonas, que es especial mirarlo desde el Boulevard, en la época adecuada y con la compañía adecuada.
Iquitos tiene momentos mágicos, como cuando vas a un local repleto de gente y en medio de todo, de tantas luces, y tantos brindis ves a alguien que mueve su larga cabellera, sonríe con gracia que te desarma y expone sus mejores joyas envuelta en el vestido negro ceñido más formidable que tus ojos puedan mirar. Y en medio de todo, el cantante, tu pata, entona algo así como “si mis lágrimas fueron en vano/y al final yo te amé demasiado/como yo/como yo/nadie te ha amado”.
Iquitos es una ciudad aislada del mundo, donde todo es diferente, extraño, chocante.
Iquitos, este 2008, es una ciudad, en la que, increíblemente, la gente en vez de huir, esta regresando. Está llegando. Esta adoptándola como su hogar. También es una señal que no siempre debes estar pensando en irte (aunque sepas finalmente que lo harás, más temprano que tarde).
Que esta casa, al fin y al cabo, también es tu casa.
Bienvenidos.
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