.....Con ocasión de celebrarse el 8 de marzo el “Día Internacional de la Mujer” deseamos hacer llegar a la mujer peruana y en especial Iquiteña un mensaje de solidaridad, de esperanza y optimismo, la invocamos a tomar conciencia de su dignidad y a reflexionar sobre la grandeza de la fecundidad física y espiritual de su misión.
Desde tiempos inmemoriales, la mujer juega un papel fundamental en distintos aspectos esenciales de la vida humana: entre ellos la transmisión de la vida y al mismo tiempo la humanización de esta y de las personas mediante la educación en valores. No menos importante es su capacidad de amar que la lleva, a imitación de María cuando peregrina en ayuda de su prima Isabel, a olvidarse de si misma entregándose generosamente a los demás.
Como cooperadoras en la transmisión de la vida, las mujeres dan constantes muestras de una inmensa fortaleza, capacidad de donación y espíritu de servicio. Algunos sectores identificados con la ideología de género intentan hoy desacreditar esta natural capacidad femenina pretendiendo presentarla como un invento cultural para oprimir a la mujer. En la misma línea grupos feministas radicales intentan presentar la maternidad como un riesgo, una especie de mal del que hay que huir mediante una mentalidad anticonceptiva a ultranza.
A pesar de los agudos y dolorosos problemas, de la pobreza material y cultural de nuestro país, la maternidad como especial vocación femenina al amor sigue siendo una bendición. Se trata de un aspecto fundamental e innegable de su aporte al mundo que expresa la dignidad humana de la mujer.
En el campo de la educación ella es por excelencia la transmisora de valores y tradiciones familiares. De las mujeres depende buena parte de la educación en un periodo crucial de la vida de las personas. Los fundamentos de la afectividad y los principios morales se inculcan en los primeros años de vida y en este tiempo el papel educativo de la mujer es fundamental. En este sentido, enfrentamos hoy una suerte de desvalorización de su papel como madre y educadora y se pretende reemplazarla por modelos ajenos a lo esencial de su vocación.
El doble aspecto de maternidad y educación no se refiere sólo a manifestaciones materiales sino que constituye un peculiar modo femenino de ver el mundo y transformarlo. Los intentos de reducir estos dos aspectos a meras construcciones sociológicas o psicológicas no le hacen justicia a la dignidad objetiva de la mujer. Ella colabora con la vida humana de modo irreemplazable y fecundo. En ella Dios ha puesto de manera específica y propia un reflejo de Su fecundidad.
.....Es un imperativo hoy más que nunca reconocer el valor de las mujeres que trabajan fuera de sus hogares, en el campo de la salud, en escuelas y universidades, en instituciones de ayuda social, en asilos, en parroquias, en asociaciones y movimientos, en esos lugares, desarrollan un servicio de mucha importancia para la sociedad.
Que María Madre de Jesús, sea para la mujer modelo de fortaleza ante el dolor, de solidaridad ante el necesitado, de alegría y pureza para la joven, modelo de confianza en su Hijo de quien procede todo bien.
“La mujer no puede encontrarse a si mismasi no es dando amor a los demás”.(Mulieris Dignitatem 30,a)
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